Aunque parezca increíble, el dolor es una de nuestros sistemas de defensa más importantes. En este sentido, el dolor agudo forma parte del sistema de protección del organismo: es un piloto rojo de alerta que nos indica que algo no funciona.
Conviene aclarar que un dolor no es agudo o crónico por su intensidad sino por el tiempo agudo; así, si su duración es menor de 6 meses crónico si es mayor de seis meses.
El dolor crónico por su parte es multifactorial, con un componente tanto físico como psicológico. En este caso, debuta afectando a las emociones, puede derivar en ansiedad y llevar, incluso, a la depresión o alteraciones del apetito y sueño.
Todo ello contribuye a generar alteraciones de calidad de vida tanto laborales como sociales. Tiene una prevalencia (cantidad de personas que lo sufren en un espacio de tiempo determinado) muy alta en Europa, cercano al 20%, y el más frecuente de ellos es el dolor lumbar.